Casa de los grifos o de los estucos

Autor: s.i.
Cronología: segunda mitad s I d.C.
Uso original: Residencia privada
Uso actual: Cultural               
Propiedad: Pública
Acceso:

Proceso de intervención arqueológica

Protección: BIC zona arqueológica
Localización:

Complutum (Camino del Juncal s/n) Parque Arqueológico

Descripcion:

La Casa de los Grifos se encuentra próxima al foro de Complutum y en pleno proceso de excavación, restauración e investigación bajo la dirección de Ana Lucía Sánchez Montes. El edificio constituye en sí mismo toda una manzana lindando con espacios públicos: al Norte, el decumano IV; al Este,  la plaza de las termas sur (plaza del mercado o macellum); al Oeste, el cardo II; y por el Sur, el decumano V.

Esta casa es uno de los ejemplos más completos de la arquitectura doméstica romana, no solo dentro del conjunto de edificaciones de carácter privado de la ciudad de Complutum, sino incluso en el marco general de la arqueología clásica española. Como la Casa de Los Grifos se colapsa bruscamente a causa de un incendio acontecido hacia el año 300 d.C., el estado del registro arqueológico es magnífico.

  Su excepcionalidad radica por tanto en la aparición de una gran cantidad de elementos pictóricos ornamentales, que presentan un extraordinario estado de conservación y que nos permiten reconstruir varias de sus estancias con sus elementos estructurales y decorativos. Facilitan conocer cómo se organizaba el espacio privado en una vivienda de la antigua Complutum, perteneciente en este caso a una familia de elevada clase social,  puesto que su arquitectura y decoración pictórica confieren monumentalidad y prestigio al conjunto edificatorio (con majestuosos pórticos de entrada, torreones en esquina, estancia abovedada del triclinium…) y estaba dotada de ciertas comodidades como calefacción, chimenea, además de un completo sistema de distribución y almacenaje de agua. La composición arquitectónica del conjunto responde a la idea vitrubiana de “venusta species”: la belleza en un edificio depende de que su aspecto sea agradable y de buen gusto por la debida proporción de todas sus partes.

Es tal la importancia y el buen estado de los restos pictóricos encontrados que posiblemente estemos ante la mejor colección de pintura mural romana de España y una de las más completas de Europa. Ya sea in situ o derrumbadas de su posición inicial, se han recuperado lienzos de considerables dimensiones. Pinturas murales que decoraban las estructuras de tapial, mampostería y ladrillo con que se construye la casa, y cuya composición, motivos y cronologías variadas (entre los siglos I y IV d.C) remiten a diseños clásicos y técnicas de ejecución conocidas en el resto de provincias del Imperio.

Se trata de una domus (casa romana urbana) complutense, construida entre los años 40 y 60 d.C., con una extensión en planta de 30 x 30m, que se articula en torno a un gran peristylum central abierto y rodeado por un corredor con columnata (siendo dobles dos de las doce columnas). El interior del patio se decora con pinturas de motivos geométricos, con zócalo gris moteado en blanco, rojo y ocre; y una zona media con sucesión de casetones blancos y rojos orlados por bandas más estrechas y filetes. El pasillo se aislaba del patio con un murete de opus caementicium reforzado por las columnas de ladrillo. Este pretil interior del patio, se decora con pinturas de decoración geométrica y figurativa, con rodapié gris y zona alta de fondo ocre con casetones; unos imitan el mármol y otros aluden a la jardinería a través de trampantojos, como es el caso de la fuente o pebetero enmarcado por arbustos. Encontramos también evocaciones de elementos arquitectónicos como celosías de madera o vallas metálicas en el pretil del peristilo. El estudiado empleo y combinación de los recursos naturales, arquitectónicos y decorativos permite crear ilusiones ópticas a partir de las perspectivas, creando un magnífico entorno escenográfico para disfrute del propietario, símbolo de su poder económico y prestigio social.

A las diecisiete estancias excavadas hasta la fecha se han atribuido distintas funcionalidades según su tamaño, ubicación, decoración y elementos de carácter suntuario o cultura material recuperados en ellas: espacios de representación (social y comercial), áreas de recepción (acceso y distribución) y estancias privadas (domésticas).

Al Norte del corredor, se abren dos habitaciones que no cuentan con una clara separación respecto al mismo por lo que suponemos los espacios diferenciados a través de cortinas. Una de las habitaciones (E) pertenece al triclinium, lugar más representativo de la domus destinado a sala de recepción y ceremonia de los invitados del señor. Es en la habitación E donde se localizan parte de las magníficas pinturas murales que están siendo objeto de estudio y restauración, concretamente en la pared Oeste de la estancia.

El triclinio (habitación E) contaba con una decoración de carácter arquitectónico, acorde con su uso público dentro del ámbito doméstico, de finales del s. I d.C. La estancia resulta imponente y majestuosa, cubierta por bóveda de 7m de luz, presenta tan sólo tres lienzos de muro puesto que uno de sus lados se abre directamente al ambulacrum del peristilo a través de una entrada monumentalizada sobre columnas dobles. La composición pictórica de la pared Oeste (7.60 x 4.90m) se estructura en tres bandas (zócalo, parte media y parte alta) con grandes paneles rojos separados por columnas de fuste estriado pintadas en blanco.  

El zócalo se decora alternando paneles de imitación marmórea (opus sectile), que alternan colores fríos y cálidos, a veces enriquecidos con motivos florales estilizados y enmarcados por bandas de colores. En el centro del zócalo, encontramos un plinto moldurado amarillo con flor de cuatro pétalos en su cara vista. La parte media soporta la  mayor carga decorativa arquitectónica: los paneles monocromos rojos brillantes, decorados con listeles triples con línea negra intermedia y enmarcados por líneas de encuadramiento interiores ocres, rematadas en sus empates con una flor tripétala y diminutas gotas que describen una línea de dirección oblicua hasta su encuentro con el triple listel. Los paneles rojos se separan con dos columnas jónicas de basa ática y fuste estriado de color blanco, delimitadas por su lado izquierdo con un sombreado gradual de distintas tonalidades que parece reflejar la luz que entra desde el peristilo, aportando volumen a las columnas que parecen exentas, separadas de la pared. Las columnas actúan a modo de interpaneles, albergando los centros de los paneles motivos figurados (se conserva una figura masculina desnuda). La parte alta se resolvía con un sistema de molduras pintadas en blanco-crema. Se trata del II Estilo pompeyano, que renacerá en época de Adriano (año 117-138 d.C).

El lienzo occidental del triclinio (E) se vio afectado por una reforma de la cocina en su muro medianero, por lo que esta zona alberga una decoración de pintura mural diferente y posterior a modo de revestimiento marmóreo de distintos colores, repartido en casetones separados por bandas intermedias.

La otra habitación (J) situada al Oeste del peristilo, cuenta con pinturas murales de extraordinario valor, en estilo lineal característico del primer tercio del siglo III d.C. aunque perdura durante todo el siglo IV. Tres lienzos de la estancia J constituyen el conjunto mural: el lienzo Norte (2.21 x 1.46m), el Sur (2.32 x 1.46m) y el Este (2.51 x 3.71m), todos ellos pertenecientes a la zona alta decorativa desarrollada desde los dinteles de las puertas hasta el techo. La técnica de ejecución consiste en aplicar, sobre un fondo monocromo al fresco, los motivos decorativos al fresco, semiseco y seco.

La composición del conjunto es limpia, con figuras bien definidas sobre un fondo blanco y enmarcadas dentro de un esquema organizado, parecen estar suspendidas sobre el fondo como si de un relieve de mármol se tratase. Se separan utilizando bandas rojas y verdes fileteadas en negro, así como guirnaldas vegetales de hojas, tallos de acanto y florones. Además de elementos vegetales se añaden otros figurados. Protagonizan la composición la pareja de Grifos afrontados en posición heráldica y separados por un candelabro vegetal en la pared Este, acompañados por elementos de arte mueble y elementos vegetales alusivos a la riqueza, la heroización, el triunfo, la exuberancia y la prosperidad, como son las sítulas, el clípeo de oro, las guirnaldas y las cornucopias respectivamente. En el lienzo Norte, las bandas y guirnaldas enmarcan un símbolo astral, y en la pared Sur, el elemento principal es un cisne triunfal. Todos los modelos iconográficos tienen origen mitológico y carecen de sentido religioso, siendo una imaginería que evidencia la cultura, el prestigio social y la posición económica del propietario de la domus. Todas las representaciones poseen un contenido trascendental, como el grifo vigilante de tesoros ocultos, el cisne triunfal es Júpiter, y los animales fantásticos y majestuosos aluden al Paraíso oriental. Este tipo de decoración es propio de una revitalización del Estilo IV pompeyano.

Otros motivos de decoración pictórica documentados en la Casa de los Grifos han sido los figurados humanos, con tratamiento naturalista como la figura flotante del centro del panel de la estancia D o el jinete de la megalografía de la escena de caza del corredor Sur, o con carácter esteriotipado  como la representación del símbolo astral de la pared Norte de la estancia J.

Entre ambas habitaciones (E-J) y a través de una puerta, se accede desde el peristilo a una cocina/despensa con horno de obra al fondo. Entre los materiales encontrados destaca un conjunto de jarras de cerámica común in situ, incluyéndose también un larario (pebetero, ara funeraria y estatuilla de terracota) en el interior de la cocina. La cocina se decora con fondo blanco-ocre en zócalo y parte media, separadas ambas por banda roja y recurriendo a un moteado negro-rojo en la parte inferior. Al Este del almacén/cocina se encontraría el comedor

Arquitectónicamente, los muros maestros que definen los límites de la casa presentan una técnica constructiva de zócalos de piedra caliza trabada con tierra. Dos entradas separadas por un pilar aparecen en el muro de cierre Oeste: una entrada para carruajes  flanqueada por grandes sillares, formando un magnífico pórtico adelantado 3m a la fachada y abierto al cardo II que conferiría mayor prestigio al edificio, y otra para peatones por la que se accede a través de un escalón. El conjunto se interpreta con una serie de patios que actuarían como elementos integrantes de las áreas de recepción. Contrasta el carácter cerrado del edificio (a excepción de los pórticos en los muros Oeste y Norte) con la apertura interior de la casa hacia el jardín, como espacio central de iluminación y aireación del conjunto.

Respecto al muro Norte, la vivienda contaba con fachada porticada ocupada por tiendas con mostrador a la calle (tabernaes) dada su proximidad al foro, una de las cuales debió ser un taller de industria ósea por los restos encontrados. El espacio de la casa se organiza por tanto en distintas estancias según las diferentes actividades que se desarrollan en ellas, desde las más privadas hasta las más públicas relacionadas con tareas artesanales y comerciales en la plaza del macellum.

Las actuales excavaciones de Rascón Marqués y Sánchez Montes están permitiendo conocer la parte septentrional del ala Este de la casa. Como trabajos complementarios al estudio de los restos arqueológicos, y análisis arqueométricos de pinturas murales, se están estudiando la fauna y la paleobotánica del lugar. Todo ello para conservar y musealizar in situ no sólo los restos arqueológicos recuperados de la Casa de los Grifos, sino los propios trabajos de intervención pendientes.            

La fecha de construcción de La Casa de los Grifos se data en la segunda mitad del s. I d.C., sin embargo su cronología es menos precisa en cuanto a la fecha de abandono. La tipología de los restos arqueológicos encontrados documenta la casa hasta el s III d.C., pero la dificultad de concebir un solar abandonado junto al Foro en un momento de reconstrucción del mismo, nos lleva a pensar  que la casa estuvo en uso hasta finales del s. III d.C. principios del s. IV d.C.

 

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